19 de octubre de 2013

Magno concierto de OSEA‏

Ante poco más de cuatro mil quinientos espectadores, la noche de ayer viernes, en el marco de la presentación del proyecto del Conservatorio Regional de Música de Guaymas y en el propio terreno donde se construirá éste, la orquesta sinfónica Esperanza Azteca Sonora, brindó un magistral concierto de gala.

En punto de las seis de la tarde, inició el espectáculo con la aparición en el escenario de la soprano Valeria Quijada acompañada al piano de Roberto Galván.

Con una voz que emocionaba, Valeria Quijada interpretó distintas melodías de compositores tanto mexicanos como del extranjero. Naturalmente desde las primeras notas, arrancó un espontáneo aplauso al público que esa noche se congregó para disfrutar de un espectáculo de primera calidad.

Posteriormente a la exitosa presentación de la soprano, fue a través de pantallas colocadas a ambos lados del majestuoso escenario, en que un documental profesionalmente elaborado dio cuenta de los pormenores del proyecto emprendido por ese bienhechor fraile Ivo Toneck.

Finalmente a las siete con cuarenta minutos, subió a escena la magistral orquesta sinfónica Esperanza Azteca Sonora. Un apoteósico recibimiento fue más que suficiente para que los niños y jóvenes que componen esta organización musical comprobaran que su talento no está en duda.

Once melodías fueron en total las que deleitaron al público asistente, entre las que sobresalieron nuestro glorioso Himno Nacional, sin dejar de lado el famoso Hallelluya, Conquista del Paraíso -en este número particularmente emocionante por el desfile de jóvenes con antorchas-, fragmentos de la Novena Sinfonía, para terminar con Sonora Querida, todo ello entre los estruendosos fuegos artificiales que durante tres minutos alumbraron nuestro cielo guaymense.

Un espectáculo con gran gala que fue prácticamente el arranque simbólico y colocación de la primera piedra para que en breve se inicie con la construcción del sueño que hace doce años el fraile Ivo Toneck bosquejó en su mente y que ya es una realidad.

Fray Ivo Toneck, al artífice de este monumental y ambicioso proyecto, con palabras sumidas en la emoción, agradeció a Dios, a todos aquellos que están haciendo posible este sueño y con su tradicional frase “Esto nada ni nadie lo parará…”, cerró su participación en la noche inolvidable de ayer.

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